La chichería o chichera de Nueva Imperial ha estado siempre en manos de la misma familia. Abrió en la década de 1920 como una fábrica de chicha de manzana y sidra que brindaba también el servicio de molienda de manzana a terceros. Posteriormente se transformó en un expendio de cerveza y sidra llamado Sotomayor –el mismo nombre de la calle en que se ubica– en el que se podía degustar la chicha de manzana y sidra de elaboración propia. Cuando Víctor Díaz y Ligia Sepúlveda, tercera generación, se hicieron cargo del local, decidieron tramitar también la patente de cantina y bautizarla “la chichera” o “chichería” debido a que así la llamaba su público. Actualmente, es una cantina que además de la tradicional chicha de manzana y sidra ofrece otras bebidas y es atendida por doña Ligia. Por su ubicación céntrica es un local muy concurrido en los días de semana y su clientela proviene mayoritariamente de las zonas rurales de los alrededores de Nueva Imperial, que aprovechan de pasar a la chichera cuando van a la ciudad a realizar trámites o compras. Es por eso, en honor a la clientela, que don Víctor Díaz se preocupó de que la decoración remitiera a elementos propios del mundo rural, como réplicas en miniatura de máquinas trilladoras o herraduras; en sus paredes también se pueden apreciar retablos del reconocido escultor regional en madera Ildefonso Quilempan. Y así como el negocio y la patente han atravesado las décadas y pasado de generación en generación, así acuden a la chichera los nietos de aquellos clientes que la frecuentaban hace varias décadas atrás, transformando a este local en un espacio tradicional de Nueva Imperial.