Pasado un puente, en el sector antiguo de Vilcún, está la cantina de don Octavio, también conocido como el Pollo Mella. Aunque sufrió dos incendios durante su funcionamiento, todavía permanece en pie parte de la estructura original y pueden verse en su amplio salón los asientos de madera tipo trencito. El estribo fue sede social, allí se celebraron fiestas de matrimonio, cumpleaños, años nuevos y el tercer tiempo del equipo local, y su patio, además de prestarse para hacer discos y asados, tuvo cancha de tejo y ranitas. En 1962 don Octavio fue a Temuco a comprar uno de los primeros televisores que hubo en la comuna y transmitió en exclusiva para su clientela el mundial de fútbol y como una manera de retribuirles su preferencia a los clientes, para las navidades viajaba año a año a comprarles juguetes a los niños de su barrio. Aunque admite que a medida que pasan los años el negocio ha ido decayendo, sigue atendiendo su cantina en compañía de su hija y esperando a los clientes que sobre todo a partir de las cuatro de la tarde pasan por allí para terminar la jornada de camino a sus casas.